Católicos, ¿lo Son? Autor: Henri Caffarel
Son Católicos? ¿Su Equipo de Nuestra Señora lo es? No me respondan enseguida. No es suficiente estar inscrito en los registros parroquiales para ser católico; hace falta además estar imbuido por la catolicidad de la Iglesia. Cuando esta catolicidad está más viva en un hombre, en un grupo, con más verdad puede decirse católico. Para permitirles contestar a mi pregunta, tengo primero que precisarles en qué consiste esta catolicidad de la Iglesia. Eliminemos primero una falsa definición: la Iglesia no es católica porque esté extendida por todo el mundo. "La Iglesia -escribe el Padre De Lubac- era ya católica en la misma mañana de Pentecostés cuando sus miembros cabían todos en una pequeña habitación". Afirmar que la Iglesia es católica, es reconocer la voluntad de Dios de agrupar toda la Humanidad en un solo Cuerpo; es confesar que la riqueza espiritual de la Iglesia conviene a todos sin excepción, que en ella y sólo en ella puede y debe hallarse la realización de las aspiraciones humanas y religiosas, formando un todo, sin renunciar, no obstante, a su personalidad ni a su originalidad. Además, nuestra Iglesia es maravillosamente diversa y una. Piensen en sus variados ritos: latín, griego, maronita, copto... en sus múltiples espiritualidades: benedictina, franciscana, ignaciana... El día en que las grandes civilizaciones india, japonesa, china, árabe, eliminando lo que en ellas sea caduco o erróneo, entraran en su seno, con sus grandes riquezas culturales y espirituales; ¡qué admirable será la diversidad dentro de la unidad: cuánto más resplandeciente aparecerá la catolicidad de la Iglesia! Sentada esta definición, volvamos a nuestra pregunta. Un grupo puede decirse católico cuando se interesa, con un interés fraterno, por todas las razas y civilizaciones, por cualquier medio social, aunque sea extraño a la doctrina de Cristo, cuando desea con impaciente deseo su entrada a la Iglesia y trabaja con todos sus medios -por amor hacia ellos sin duda, pero también y principalmente por amor hacia Dios-, para que la santidad de Cristo resplandezca en la Iglesia con formas siempre renovadas. Al contrario, el grupo que excluyera de su pensamiento, de su amor, de su creación, a tal raza, a tal civilización, no sería merecedor del título de católico. El espíritu de secta habría suplantado, en él, el espíritu católico. Espíritu de secta - espíritu católico: dos términos opuestos y contradictorios. Concretemos más: un grupo de hogares que cerrara el paso a un matrimonio porque este pertenece a un grupo social o educación distinta, que se opusiera a la admisión de un nuevo hogar por ser este extranjero o convertido del judaísmo o del protestantismo, traicionaría también la catolicidad de la Iglesia. Un racista, sectario, no es católico. Pregúntense pues si en su equipo o en sus hogares, la catolicidad de la Iglesia está viva, bien.
En este "año Sacerdotal" convocado por S.S.Benedicto XVI en ocasión del 150º aniversario del natalicio del Santo Patrono de los párrocos de todo el mundo Juan María Vianney, invitamos a todos los equipistas de Mendoza a rezar por la santificación del clero y en especial por todos nuestros sacerdotes Consiliarios.
Señor Jesús, presente en el Santísimo Sacramento, que quisiste perpetuarte entre nosotros por medio de tus Sacerdotes, haz que sus palabras sean sólo las tuyas, que sus gestos sean los tuyos, que su vida sea fiel reflejo de la tuya. Que ellos sean los hombres que hablen a Dios de los hombres y hablen a los hombres de Dios. Que no tengan miedo al servicio, sirviendo a la Iglesia como Ella quiere ser servida. Que sean hombres, testigos del eterno en nuestro tiempo, caminando por las sendas de la historia con tu mismo paso y haciendo el bien a todos. Que sean fieles a sus compromisos, celosos de su vocación y de su entrega, claros espejos de la propia identidad y que vivan con la alegría del don recibido. Te lo pido por tu Madre Santa María: Ella que estuvo presente en tu vida estará siempre presente en la vida de tus sacerdotes. Amen